lunes, 8 de octubre de 2012

Keep calm and just write

"No podemos salir de la casa porque hay un golpe de estado papito", me dijo mi mamá una mañana de 1992. En mi casa ese día no se vio televisión. Papá no estaba en casa, había ido a cuidar el negocio. Es lo único que recuerdo.

¡AD Juventud! Gritaba yo en 1993 en la Samurai verde de mi abuelo con un pañuelo blanco de papel. Bajábamos por Radio Jardín y los chiriperos nos veían desde la baranda de la Plaza La Alameda. Claudio Presidente gritaba mi abuelo mientras tocaba la corneta. Yo no sabía lo que hacía. Era un juego divertido y estaba jugándolo con mi héroe de siempre, mi abuelo Marcelino.

Ganó Caldera, de eso no me acuerdo. Sólo sé que nuestra vida siguió como siempre. De seguro mi abuelo Marcelino y su compadre Lorenzo, que era copeyano, después de eso se abrazaron como siempre lo hicieron.

1997. Sábado soledado en el Abasto La Sorpresa. Llegó un hombre que nunca había visto y nunca más lo vi. Hablaba de Chávez. Decía que él iba a sacar a los corruptos y a darnos un mejor país. Mi papá, resentido por naturaleza, se comió el cuento desde el principio. A mi mamá le costó, sin embargo lo hizo. 

Diciembre de 1998. Ganó Chávez. Mi papá prendió aquel Dogde Dar verde que teníamos. Nos montamos todos y salimos en caravana. Llegamos a casa de mi abuelo, el eterno adeco. "Felicitaciones hija, ganaron", le dijo el viejito a mi mamá. "Yo muero adeca" dijo mi tía Aura tremendamente arrecha. "Esa mierda ya murió Aura", le respondió mi mamá. 

Recuerdo que aunque tenía 12 años el sentimiento chavista duró poco en mí. Mi mamá firmó en el 2004. Mi urbanización estaba y sigue llena de chavistas que ahora integran la boliburguesía boconesa. Comencé a ver cómo se desintegraba mi país. Mi pueblo cada vez se ensuciaba más, la gente no quería trabajar, las calles se llenaban de huecos y pedazos de tierra que albergaban potreros desaparecieron para convertirse en una sucursal de un barrio caraqueño. Boconó, el pueblo en el que crecí, El Jardín de Venezuela, fue destruido por los seguidores de aquel hombre del que me hablaron en 1997 y que prometía darnos un mejor país.

"Marcel, quédese callado que uno nunca sabe cuándo va a necesitar de ellos". Esa es una frase recurrente en mi mamá. Una mujer asustada que prefiere estar callada antes de pelear con sus vecinos por decir que no piensa como ellos. Una mujer que es tildada por esos mismos vecinos como burguesa por pedir un poco de silencio para poder dormir un domingo a las 11 de la noche. 

Tengo rabia, mucha. Estoy triste y decepcionado. Estoy cansado de creer en que este país va a cambiar. Estoy cansado de tener miedo en el metro, en la calle. Estoy cansado de guardarme el celular en las bolas para evitar que me lo roben. Estoy cansado de tener que salir corriendo como un loco cada vez que alguien me pide 5 bolos. Estoy cansado de pensar en CADIVI, en lidiar con los cortes de luz y de alegrarme cada vez que veo medio litro de Mazeite o de Listerine en el supermercado. Esto no es vida para nadie. Y pensar que 7 millones de personas viven felices así.

Hoy no sé qué hacer. Mi abuela después de muchos años fue a votar. Hoy la viejita dijo que no quería que la llevaran más a votar. Mi mamá está callada, decepcionada y con una sonrisa hipócrita en la cara. Mi hermano, a quien le prometí que esta vez ganaríamos, está en casa, pensando en su hija y en el futuro que tendrá. Mi papá sigue con su rancho en la cabeza y pensando en que Chávez nos dará un mejor país.

Yo, Marcel José Serrano Gudiño, venezolano y amante de este país hermoso, sé que debo continuar. Mañana volveré al trabajo, a clases, al teatro y al metro. Volveré a lidiar con la inseguridad y el desabastecimiento. Volveré a decirle a mi mamá que tranquila, que el estacionamiento no nos lo van a expropiar. Volveré a pensar en irme con el rabo entre las piernas de este país. Volveré, volveré, volveré... No sé si vuelva a creer en el país.

Te prometo Emilaura que vas a tener un país libre. Te prometo mamá que siempre pasaré las navidades contigo. Te prometo Miguel Ángel que tendremos un país como el que construyó mi abuelo. Te prometo abuela Emilia que volverás a creer en la Democracia. Seremos libres y venceremos.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Nuestro Por el medio de la calle

Johan Lorbeer- Artista alemán

“¿Y ahora va a hacer pipí?” –pregunta Linette la hermanita de Ligia mientras ve al señor Johan Lorbeer  haciendo su performance en Por el medio de la calle. Así son los niños, los primeros en decir algo que los adultos estamos pensando pero no nos atrevemos a decir.

“Hoy hay puro mono aquí” –dice Iker al ver la Plaza Bolívar de Chacao repleta de gente. Yo le respondo como dijera mi amiga María Angélica “Hay puros chacaiteros”. Sonó despectivo nuestro comentario, perdón. Recuerdo el comentario de Ligia hace un rato cuando dijo algo como que a la edad de esos chamitos ella no pensaba en tener tantos piercings. Yo creo que ninguno de nosotros.

Mientras todo esto pasa recuerdo la frase de la profesora María Ignacia hace un par de meses en clases diciendo que “Comunicación es performance”. Sí, estamos en la era del espectáculo y todo show pretende comunicar algo.  Por los comentarios de la gente nadie sabe qué quiere comunicar este señor guindado  a una pared. “Sí marico, está guindado, nosotros lo vimos acomodándose cuando llegamos” –dice Botti explicando el mamarracho performance.

“Lo bueno es que las siguientes semanas la cosa se irá limpiando” –dice Natalia con relación a la gente que viene a molestar a Por el medio de la calle. Todos esperamos que los siguientes fines de semana la cosa esté más relajada y no como el año pasado ¿Será eso posible en esta ciudad donde la mayoría de los planes son en un centro comercial?

¿Será que vinimos sólo a quejarnos? Es lo único que hemos hecho.

Bueno, al final salimos de la Plaza Bolívar y nos fuimos a hacer el recorrido de Por el medio de la calle. Sí, no hubo recorrido cultural ni artístico, pero nosotros hicimos el propio: El recorrido alcohólico. Ahí sí no hubo quejas. Caminamos buscando tascas vacías y ningún recoveco nos  dio asilo porque todos estaban full. Al final los chinos nunca fallan esta vez fueron los de Bello Monte.

miércoles, 25 de julio de 2012

Traje formal



Traje formal es lo que leemos al final de una invitación. Por lo general esa pequeña frase se convierte en un gran rollo. Traje formal implica dinero porque muchas veces hay que gastar y en estos tiempos de crisis no es tan fácil como “soplar y hacer botella”.
¿Qué pasa en Venezuela? Este país tan pintoresco es a la vez extraño. Por un lado, el gobierno está a favor de lo popular y lo criollito. Lo sifrino es malo, ser rico es malo. Andar en cotizas es bueno, ser niche es bueno. Así es el discurso pero, ¿en la práctica es igual?
Hace poco fui a un hospital caraqueño muriéndome de lechina (Cuando te da a los 25 años crees que vas a morir). Era un sábado y por eso tenía ropa de fin de semana: shorts, franela vieja y converse. Además que con el malestar y la picazón lo menos que quería era estar vestido. En la entrada del hospital todo se veía ordenado pero a medida que uno iba entrando la cosa se complicaba y la entrada de la emergencia estaba full de gente con cobijas en el piso: unos comían, otros jugaban cartas, otros hablaban ¡Este es el pueblo mesmo!
Al ser recibido por este mercado lo menos que pensábamos Iker (mi acompañante) y yo era que el portero me iba a decir: “Señor, con chorej no lo puedo dejá pasá”. Después de respirar profundo para no formar un peo le expliqué que iba de emergencia por la lechina y me dejó entrar. Al final me vio el médico, me recetó y me fui a mi casa pero después de un par de semanas sigo pensando en cómo debo ir vestido al hospital ahora si tengo una emergencia. Tendré que usar pantalón y camisa con zapatos de vestir y encoloniarme, así seguro va el pueblo. Si me van a visitar ya saben: Se les agradece Traje formal.

miércoles, 18 de julio de 2012

El alcohol es la solución



Los campesinos son los que primeros entendieron el sentido práctico y económico del reciclaje. De niño todos los domingos por la mañana, después de misa, salía con mi abuelo a buscar botellas y tapas cerca del abasto él que tenía. Cualquiera siempre servía. Mi abuelo con su pierna chueca no podía meterse por todos lados. En esos casos siempre iba yo a meterme en cunetas o bajar por pendientes a recoger las botellas que los borrachos habían dejado la noche anterior. Al llegar al negocio, todo era lavado para luego ser llenado y vendido con Miche andino.

Hoy, quince años después de eso, en otra ciudad necesito desesperadamente una botella de miche. Tengo dos días sin dormir y comiendo muy poco. En el día todo parece estar bien, una que otra molestia, pero en las noches todo se complica. Solo en mi cuarto me desespero; me pica el brazo, la espalda, el cuello. Esto es inexplicable.

Ya se acerca la tercera noche y tengo miedo de que llegue. Por fortuna Gaby, mi amiga del colegio, ha llamado diciendo que me tiene una botella de miche que me trajo de Boconó. Lo mejor es que me  la trae a la puerta de la casa. Al recibirla en mis manos todo está muy bien escondido y bien embojotado con periódico y una bolsa negra. En estos casos son las mejores porque como dice mi abuela “Así la gente no ve lo que lleva uno ahí dentro”.

Abrir la bolsa me cuesta por los dos nudos que tiene. Finalmente la saco. Es una botella plástica de litro y medio. Aún tiene la etiqueta de Kolita Golden. Agarro el almidón tal como me dijo mi mamá. Vierto en un pote la mitad de la botella y le coloco dos cucharadas de almidón. Lo mezclo y me alegro. Ya entiendo el amor de los alcohólicos por el miche. Esto me dará paz y al fin, esta noche las ronchas que tengo por la lechina no me van a picar.

Entro al baño y me doy una ducha normal. Al final el miche será la cereza en la punta del helado ¿Y si me arde mucho? ¿Y si no me hace nada? ¿Y si me da alergia? Me entrego al alcohol a ahogar esta pena que no me ha dejado dormir. El líquido blancuzco cae por mis ronchas ¡Coño! Me arden los labios. Menos mal es el único lugar donde esto pasa.

Listo. Bañado en alcohol. Cualquier borracho de botiquín me odiaría ahora por haber botado este delicioso coctel. Me quedo quieto en el baño esperando a que se seque.

Una vez seco y en mi cuarto veo que estoy todo blanco, como un nené entalcado. Creo que el olor a alcohol me dejó medio mareado. Me visto. Hoy sí voy a dormir. Por si acaso dejo el Caladryl y el algodón en la mesita de noche. Me arropo y prendo la televisión y por fin, me quedo dormido. 

La vecina

Veinte para las ocho. Debería estar ya en el metro y apenas estoy saliendo de mi casa atapusándome un cambur de desayuno. Tengo que llegar a las ocho a la oficina ¡Me van a botar! -digo desesperado mientras tranco la puerta. Camino al pasillo y escucho que a dos pisos más arriba, en el 6, se cierra la puerta del ascensor. Ya viene en camino. Me calmo y aprieto el botón.


Se abre la puerta y entro mirando al piso para no tropezarme. Hay alguien que me acompaña. Buenos días -digo por decencia pero en vez de la tradicional respuesta obtengo un moqueo. Levanto la mirada y me consigo unos ojos hinchados de llorar. No sé qué hacer. Ella llora a centímetros de mí y no sé qué hacer.


El ascensor baja y se tarda más de lo normal. 3-2. Quiero abrazar a esta desconocida y a la vez quiero llegar a planta baja y salir corriendo. No sé qué le habrá pasado. 1-PB. La dejo salir para al menos ser caballero, me adelanto y abro la puerta. Me siento libre. Atrás quedó ella con sus lágrimas. Tal vez si mañana me la consigo le doy un abrazo.



lunes, 6 de febrero de 2012

Un andino en Caracas ama a Madonna

Caracas es una ciudad para no aburrirse. Si quieres salir puedes ir a El Ávila, al cine, centros comerciales y muchas otras opciones. Si quieres quedarte en casa puedes hacer algo que no puedes hacer en Boconó: tener internet rápido y disfrutar de sus ventajas. Ejemplo de esto fue mi experiencia anoche viendo a Madonna en el half time super bowl.

La semana pasada la llamada Reina del pop sacó el video de su más reciente sencillo Give all your luvin' en colaboración con Nicky Minaj y M.I.A. Este es el primer sencillo de su décimo segundo disco titulado MDNA que saldrá a la venta el próximo 26 de marzo. En el video Madonna tiene un look muy de los años 50 y 60. Si ahora los 80 están de moda, quizás Madonna traiga la moda de mitad del siglo XX, tiene el poder para hacerlo. 


Volviendo al tema original, anoche Madonna deslumbró al mundo (A Boconó lo deslumbrará el mes que viene cuando llegue el videíto) con su actuación en el Super Bowl. Con esta actuación ella demuestra porqué es la Reinan del pop y que el dicho La experiencia hace la diferencia no es una excepción para ella. Con el videíto que les dejo a continuación le dice a Britney, Christina, Lady Gaga, Katy Perry y demás hierbas Apártense que llegué yo, no me he ido, estaba de parranda. Disfrútenlo

miércoles, 1 de febrero de 2012

Recién mudado

Los caraqueños dicen que Caracas es Caracas y los demás es monte y culebra. En cierto modo es cierto y más cuando creces en Los Andes, llámese esto a la región de Mérida, Táchira y Trujillo. El caso es que crecemos en pequeños pueblos donde todo el mundo se conoce y los únicos hobbies son dar pésames, ir a misa y chismear en ellos. 

Es chimbo que hable de mi terruño, hay cosas muy finas. La gastronomía andina es insuperable y nuestros paisajes son dignos de portadas de National Geographic, por eso en fines de semana largos o temporadas vacacionales nos llenamos de maracuchos escándalosos que creen que 16°C es el punto de congelación, usan pasamontañas con el tradicional bordado Mérida, guantes y beben Canelita. Ni hablar de los que se la dan de arrechos en 13°C y andan en shorts. No les tengo arrechera a los maracuchos, sólo que joden y ensucian. 

El caso es que nuestros pueblos son hermosos y todo lo demás. Lo único que falta para ser perfectos es que salga de una montaña Heidy, con Copo de nieve y su combo. En algunos se despierta un deseo de cambiar, el pueblo fue fino para crecer; pero, ¿Qué pasa cuándo queremos hacer otras cosas como estudiar, trabajar u otra cosa? Nos toca salir. 

En el caso de los que nos venimos a Caracas la vida cambia 180°. Estamos acostumbrados a caminar poco a poco y aquí el que va lento se jode, lo tumban y se lo llevan por delante. A más de uno le habrá pasado eso en el coge culo de Plaza Venezuela a hora pico. Nos toca ir apurados, planificarnos, andar con un ojo adelante y otro atrás, pero lo más fino es que la vida nos cambia. En medio de este cambio dejamos el miedo. De bolas que venimos con miedo, venimos cagados porque dejar la casa no es fácil y pasamos roncha. Así que si estás por mudarte o recién mudado el temor pasará, viene lo mejor: una ciudad que es como una puta porque recibe a todo el mundo y aunque esté sucia y hayan barrios para muchos sigue siendo la sucursal del cielo.