El metro estaba hasta el culo cuando llegó a Antímano y mi bolso quedó pegado al vidrio al montarme. En Carapita se unieron unos cinco rojos empujando como si así también se defendiera la revolución. También se montó Ana con su mamá. Llevaba un vestido de raso arrugado amarillo pollito, como el oro del BCV y las riquezas del país. En su bracito izquierdo tres cintas de tela de franela con el tricolor nacional. Su pecho estaba cruzado de izquierda a derecha con una banda blanca con encajes rojos y "Ana I" escrito. Iban a la marcha y aún sin empezar la guachafa Anita ya estaba cansada, se quería sentar y pedía agua. Se bajaron en Zona Rental.
Un país revolucionario a su manera. Aún las niñas quieren ser reinas a pesar de que gracias a Chávez todos somos iguales. Aún las niñas de "pelo malo" se lo quieren alisar. Aún la blanquita siempre es más bonita por sobre la morena, india y negra que siempre repite Andreina Tarazón. En tiempos de crisis la revolución apela por su circo, y bueno una reina siempre cabe y más si es carnavalesca ¡Ojalá que no te canses tanto Anita!
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